Dear Painter, Paint me

Del 1 de junio al 10 de septiembre, 2017

A través de la creación técnica y artística el ser humano lega su historia y conocimiento, pues plasma en estas creaciones su identidad, su religión, sus sueños, su forma de vida, etc. La pintura, uno de los más antiguos oficios dedicados a la producción de representaciones visuales, puede funcionar como portavoz del espíritu de una época. El pintor muestra a través de su obra los valores de su tiempo: a manera de cartógrafo, produce un mapeo gráfico de ciertos momentos históricos de un grupo social, ayudándonos a ubicar los hechos más sobresalientes del pasado y el presente.

En el pasado entorno analógico las imágenes tenían una presencia más o menos limitada a su circulación física. Sin embargo, en el entorno mediático actual las imágenes invaden cada rincón de nuestra vida; basta con que uno se pregunte, ¿cuántas fotos ha visto, compartido o capturado usted hoy? Ante esta vorágine de imágenes Alberto Ibáñez Cerda funciona como un pepenador visual que hurga en revistas, periódicos, películas, libros y medios digitales para recuperar, recopilar, re-generar y reapropiarse de imágenes que, aunque parecen inconexas entre sí, son reflejo de nuestro devenir como sociedad.

De igual manera, resulta interesante como Ibáñez, con su ojo clínico y su hondo conocimiento del entorno social, trabaja minuciosa y hasta obsesivamente en la selección de las imágenes que va a pintar, cuestionándose sobre qué está representando, simbolizando o significando determinada fotografía, o still de video; meditando sobre la construcción y reconstrucción de su discurso, sobre el porqué resulta seductora la imagen seleccionada e indagando sobre sus implicaciones históricas, sus referencias culturales y sus consecuencias políticas: cómo nace una imagen y cómo se vuelve “viral”. Una ez concluido este proceso, Ibáñez invoca a pintores como Kippenberger, Velázquez, Tuymans, Ritcher y van Dyck entre otros, y pone en marcha la maquinaria de la pintura para generar una obra que es testimonio de la diversidad culturales ideológica de nuestra sociedad. En esta exposición invitamos al espectador a reflexionar sobre cómo la construcción de la imagen- tanto en su forma como en su contenido- si bien funciona en pro de los actuales cánones sociales e ideológicos, puede también ser reflejo de las diferentes maneras de enfrentar la realidad que vivimos, las cuales transitan entre lo que somos y lo que nos gustaría ser.

Las obras recopiladas para esta exposición pertenecen a distintas series que el artista desarrolló a lo largo de casi veinte años. La muestra está dividida en tres grupos principales que obedecen a los géneros clásicos del retrato, el paisaje, la naturaleza muestra, en tanto estructuras temáticas que subyacen a todo su trabajo. Cada uno de estos núcleos pretende mostrar las conexiones formales y conceptuales que van más allá de los proyectos individuales que conforman su producción. La exposición cierra con una nueva serie de pinturas tituladas <<Efectos de superficie>>, la cual marca un parteaguas y una nueva dirección en el trabajo de Alberto Ibáñez Cerda.

Gustavo Ramírez, curador

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